lunes, 9 de julio de 2012

Disparates inmobiliarios

Efectivamente, en Euskadi no hemos seguido la senda del urbanismo salvaje de otras zonas. ¡Quizá nos ha salvado la campana de la crisis…!, porque una buena parte de los Planes Generales que se han aprobado en los últimos años programaban crecimientos que no se sustentaban en un crecimiento vegetativo sostenible, ni en un saldo migratorio positivo, ni siquiera en un cambio del modelo familiar realista.

Todas estas variables se manipulaban y manoseaban para justificar la emisión de “papel moneda” en forma de suelos urbanizables densos o muy densos que permitirían a las arcas municipales seguir firmando lucrativos convenios urbanísticos, monetarizar quincesporcientos, girar tasas e impuestos y seguir financiando empresas públicas de dudosa rentabilidad. Los Planes Generales dejaron en un segundo plano su esencia de hacer ciudad a medio y largo plazo para convertirse en “fábricas de moneda y timbre”; pero aceptemos que no lo hemos hecho tan mal o al menos que no nos ha dado tiempo a hacerlo peor. leer más

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