lunes, 11 de abril de 2011

Intercambio de pisos, una solución anti-crisis

Cambio apartamento nuevo con plaza de garaje y trastero en playa de Burriana por casa en provincia de Castellón», se lee en una conocida web de anuncios clasificados. El intercambio de viviendas se está convirtiendo ya en una alternativa a la compra-venta, y es que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el sector va de mal en peor.

La de Castellón es, a día de hoy, la provincia española con mayor número de viviendas vacías por número de habitantes. Vender en estos momentos es casi una misión imposible y, quienes tienen necesidad de hacerlo, se ven obligados a agudiza su ingenio. Cuando la economía aprieta, la gente busca soluciones creativas.

Así pues, son muchos los castellonenses que se han atrevido a proponer intercambios de pisos en los portales especializados, una práctica muy arraigada ya en los países del norte de Europa y que a España llegó allá por el año 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis. Son personas que, ante la dificultad de dar salida a sus viviendas, optan por intercambiarlas por otras de igual o diferente valor en otros puntos de la geografía provincial e incluso nacional. «Cambio apartamento de 45 metros aproximadamente en Oropesa, del año 2005 y prácticamente nuevo, por piso o apartamento en Zaragoza. Está situado en el centro del pueblo y a escasos diez minutos de la playa andando. Planta segunda, con ascensor, exterior, muy soleado, dos habitaciones, baño y salón-cocina americana», reza otro de estos clasificados.
Los motivos que llevan a un propietario a decantarse por esta solución son de lo más variados. Así pues, hay quien busca cambiar un piso o casa por otro de menor valor y así obtener una compensación económica que le aporte liquidez. Otros, sin embargo, tratan de comenzar una vida nueva -familiar o profesional- en la misma o en otra localidad y, para ello, necesitan primero un nuevo lugar donde vivir.

Los principales portales inmobiliarios están repletos de ejemplos. «Cambio piso en Castellón capital -en perfecto estado, con tres habitaciones, dos baños completos, cocina, galería y salón, todo exterior en muy buena zona, frente a dos parques y con garaje- por otro piso o casa de las mismas características pero con una habitación más, puesto que tenemos tres niños y nos hace falta. Se abonará la diferencia si la hay», apunta uno. «Cambio piso céntrico en Vila-real de 103 metros cuadrados útiles por apartamento en Benicàssim más diferencia si la hubiera», se lee también en Mundoanuncio.com.

En el mercado del trueque hay de todo: pisos, chalets, apartamentos, dúplex, casas rurales, parcelas,... Incluso hay quienes apuestan por transacciones temporales, lo que les permite ahorrarse el alquiler de una vivienda en vacaciones. «Intercambio apartamento en Madrid por uno en Marina d'Or o cerca de cara a verano», propone un particular en la web Decasayautos.com. «Interesado en cambiar por tiempo negociable mi piso de 100 metros cuadrados, finca de 12 años, bastante céntrica en Vila-real por un local o casa vieja que pueda desempeñar funciones de peña, pero peña para todo el año. Me interesan sobre todo casas viejas en Vila-real», indica otro.

Papeleo doble
Al respecto, cabe destacar que, aunque el trueque implica unos trámites similares a los de la compra-venta de un piso (otorgamiento de escritura pública, liquidación de impuestos o inscripción en el Registro de la Propiedad), hay que tener en cuenta que, al tratarse de dos viviendas, los gastos e impuestos se duplican, pues hay que abonar dos plusvalías municipales, dos facturas notariales y dos facturas del registro, así como la liquidación del impuesto por cada una de las transmisiones patrimoniales.

Aún así, hay quien no tiene más remedio que optar por esta alternativa, y es que la crisis que vive actualmente el sector, lejos de mitigarse, va en constante aumento. Además, la subida del paro -en marzo volvió a superarse hasta alcanzar ya a 62.391 vecinos de la provincia- y de las hipotecas, no hacen más que, mes a mes, agravar la situación. Los bancos han cerrado el grifo y al común de los ciudadanos no les ha restado otra que echar mano de la imaginación para adaptarse a los tiempos difíciles que corren. Tiempos difíciles que arrojan cifras de lo más desalentadoras, como la de los 57 pisos que existen sin vender por cada 1.000 habitantes con los que cuenta la provincia o la de las más de 1.060 familias castellonenses que durante el pasado 2010 se quedaron sin techo por desahucios.

Esa es, sin duda, la cara más amarga de la actual coyuntura económica y así lo constata el portavoz de la Unión de Consumidores en la provincia, Juan Carlos Insa, quien alerta del escandaloso aumento de las consultas recibidas por la entidad referentes a cuestiones relacionadas con los desahuicios o ejecuciones hipotecarias, tanto en el sentido de «no seguir pagando» la deuda cuando se ha sufrido un desalojo como también de propietarios arrendadores que buscan asesorarse por casos de inquilinos morosos.

Pero lo peor es que cada año la cosa va a más. De hecho, en 2009, cuando parecía que la crisis no podía golpear con más fuerza a la provincia, los lanzamientos judiciales en los juzgados de Castellón se cifraron en 336, lo que no llega ni a la tercera parte de los contabilizados un año más tarde.

Además, ese millar de familias no son las únicas que se quedaron en la calle durante el pasado ejercicio por no poder hacer frente al coste de su vivienda. A ellos, habría que sumar también los afectados por las 2.301 ejecuciones hipotecarias o los 4.011 embargos con los que cerraron los juzgados el 2010.

Con todo, apostar por un intercambio de viviendas no parece una idea tan descabellada, sobre todo teniendo en cuenta que si la escogida es de menor valor que la ofertada, se llega a un acuerdo para compensar esa diferencia económica, lo que para algunos puede suponer de gran ayuda.

No obstante, hay que tener en cuenta, y así lo advierten todos los portales inmobiliarios, una serie de precauciones, pues se trata de una importante transacción en la que los aspectos legales tienen que estar bien planteados.

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