Con la actual crisis, muchas familias han recurrido al "swap", un seguro hipotecario que permite pagar un crédito referenciado a un tipo de interés fijo durante un plazo establecido, independiente de variaciones externas, como la del Euribor
DEPÓSITOS estructurados garantizados por entidades que no son las que parecen ser; fondos de inversión supuestamente conservadores, como los monetarios dinámicos que dan pérdidas de hasta el 10% en un año; hipotecas con cláusulas túnel, que impiden beneficiarse de toda la bajada del Euribor, etc.
La crisis deja al descubierto que productos en apariencia sencillos no lo son tanto y afianza la recomendación de que, antes de suscribir un contrato financiero, es imprescindible leer con más detenimiento que nunca la letra pequeña.
En el mundo de las hipotecas, además de los suelos y los techos hipotecarios, otro de los conceptos que conviene conocer y que se ha puesto de moda es el swap. Un seguro de cobertura de tipos de interés que se contrata cuando se estima que los tipos van a subir, lo que respalda al suscriptor de posibles nuevas subidas del Euribor. Sin embargo, es un producto que encarece el préstamo y que se convierte en una gran losa en etapas bajistas para los tipos de interés.
El término swap no es nuevo. En realidad, un swap es un concepto financiero que hace referencia a una especie de seguro frente a subidas en los tipos de interés. Se trata de un contrato complejo, básicamente utilizado por empresas al realizar ciertas inversiones o incluso compras a crédito para cubrirse las espaldas si los tipos de interés suben más de un nivel previsto.
Puede definirse como un producto derivado, que sirve para hacer cobertura frente a posibles ascensos en tipos de interés. En realidad, el swap es un producto muy utilizado en el mundo de las inversiones para cubrir carteras, aunque se trata de un instrumento de riesgo, usado sobre todo por inversores cualificados e institucionales.
Los swapsson productos financieros de alto riesgo que normalmente intercambian un tipo fijo por uno variable. No están ligados a operación concreta alguna y sólo tendrán interés para quien esté endeudado por un importe nominal similar al nominal del contrato de swap a punto de suscribir.
Lo habitual es que quien está endeudado a tipo variable contrate este producto para protegerse de posibles subidas de los tipos de interés por encima de un determinado nivel a cambio de no beneficiarse de las bajadas, es decir, deja el tipo congelado o casi congelado en un determinado nivel. De este modo, se obliga a la entidad financiera a pagar el diferencial si el tipo sube del nivel máximo fijado y al cliente a abonar la diferencia en caso de que el tipo baje.
Además, conviene saber que hay diversas modalidades de swaps: los tipos asegurados pueden ajustarse al alza o a la baja, pueden marcar techos y suelos de cobertura y otras especificaciones. Los contratos suelen fijar un máximo de riesgo asumido por las partes que limita la pérdida total durante la vigencia del contrato.
El caso de las hipotecas
Lo novedoso es que este producto ha llegado hasta los pequeños ahorradores sin que muchos de ellos conozcan su funcionamiento ni peculiaridades. Ahora, algunas entidades están vendiendo hipotecas que traen asociado este producto oculto bajo denominaciones como seguro de cobertura, bono clip, cuota segura o permuta financiera.
El swap vinculado a una hipoteca permite pagar un crédito referenciado a un tipo de interés fijo durante un plazo establecido, independiente de variaciones externas. De entrada, puede parecer interesante suscribirlo, sobre todo cuando los tipos de interés han bajado mucho y es probable que en el corto plazo se produzca un cambio y el Euribor gire su rumbo para volver a subir.
Sin embargo, los swaps son muy perjudiciales cuando se suscriben con niveles muy altos del Euribor y en un escenario en el que si se aplica una alta probabilidad en el corto plazo, el índice hipotecario comenzará a bajar.
Fuente: http://www.diariodenavarra.es
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