Numerosos inmuebles están a la venta en Fisterra, alguno de ellos sin rematar
Hasta hace unos años el paisaje de la Costa da Morte estaba salpicado de estructuras de casas y de muros de ladrillo desnudo. Se trataba de viviendas unifamiliares edificadas según iban llegando, muchas veces, las remesas de la emigración.
Ahora los esqueletos que se ven son mucho más grandes y llevan menos tiempo parados. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha hecho que muchas grandes promotoras aparquen sus inversiones en marcha a la espera de mejores tiempos o ajusten el ritmo de los trabajos a las ventas cerradas de pisos. Donde antes abundaban los albañiles, ahora se ven pocos o ninguno.
Si hasta hace poco las estructuras tenían aspecto de obra en marcha, con el paso de los tiempos se empiezan a apreciar en algunos puntos los primeros signos de abandono en forma de zarzas y maleza en torno a los bloques de apartamentos.
Más casos en la costa
Donde más se construyó es también donde más se dejó de construir. El caso de Fisterra es prototípico. Entre el 2005 y el 2007 los pisos se multiplicaron en determinados puntos, como en la recta de la Anchoa. Un año después de la explosión de la crisis, las ventanas están llenas de carteles de se vende. Eso en el mejor de los casos, ya que en otros muchos los edificios están sin rematar porque los promotores no tienen fondos para hacerlo y, sobre todo, porque las entidades financieras han dejado de dar crédito para poder edificar y para poder comprar.
Los pisos vacíos también abundan en Cee, donde los precios sí han bajado sensiblemente aunque en el papel muchos siguen como estaban en el 2008. En la localidad es posible hacerse con una apartamento nuevo -de una habitación- por 40.000 euros, algo impensable hace meses. Pero por ahora ni eso encuentra compradores.
Con esa perspectiva muchos constructores han dejado a medias sus obras. Se pueden ver bloques vallados y sin obreros en la avenida Fernando Blanco y en la avenida de Fisterra.
También en Carballo y su entorno se ve a simple vista que los promotores han bajado el ritmo. El bloque de Riotorto en la carretera hacia Razo ya lleva tiempo sin actividad y nada hace pensar que pueda ser retomada a corto plazo tal y como está el sector ahora mismo.
En Corcubión, gran parte de los edificios paralizados durante años por problemas legales han retomado, lentamente, la actividad, pero por ahora pocos son los que están para entrar a vivir y menos los que están vendiendo algo, y eso que los precios que se pedían han bajado y mucho. Si en el 2007 pedir 130.000 euros por un apartamento no era mucho, ahora por 90.000 no hay problema alguno para hacerse con él.
Difícil solución
Desde los ayuntamientos, conscientes de los problemas económicos, no apuran a los empresarios, pero sí apuntan a que si las actuales circunstancias persisten se puede llegar a un problema urbanístico.
Los que tienen licencias pueden pedir prórrogas para acabar sus edificios, pero tienen un límite, en la mayor parte de los casos, de tres años. En ayuntamientos como Cee, donde se trabaja en el planeamiento, alertan de que podría darse el caso de que edificios inacabados quedasen fuera de ordenación con la nueva normativa.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es
 
 
 
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